El profesor de la Universidad de Granada Miguel Ángel del Arco es un especialista en la reciente historia de España. Uno de sus proyectos es el proyecto de investigación ‘La hambruna española: causas, desarrollo, consecuencias y memoria (1939-1952)’, para el que ha recibido una prestigiosa beca Leonardo. EL profesor Del Arco entiende que hacer una tesis doctoral es todo un reto. Ahora explica su experiencia y comparte unos consejos
¿Cuál es tu actual puesto en la Universidad? ¿De qué das clases? ¿Perteneces a algún órgano rector universitario?
Soy profesor titular de historia contemporánea y, también, director del departamento de historia contemporánea de la Universidad de Granada. Mi especialidad es la historia de Europa en el siglo XX, centrándome especialmente en el estudio de la guerra civil, el franquismo, el fascismo, las postguerras, las hambrunas y la memoria. Imparto clases de Historia de España Contemporánea, Historia de Italia Contemporánea e Historia y Cultura de Rusia.
De los valores que aporta realizar una tesis doctoral, ¿cuáles destacarías?
La capacidad de pensar críticamente te cambia frente a la realidad. Una tesis doctoral es un gran acertijo, una serie de preguntas frente a las que se plantea una hipótesis, una respuesta. Lograr resolverlas requiere muchas cosas. Pero está claro que en ese proceso se produce un cambio personal, en las habilidades que uno adquiere, en los conocimientos que atesora, y en suma, en la forma de enfrentarse al futuro profesional y a la vida que le espera.
¿Qué problemas detectas en la preparación de tesis de tus doctorandos?
Existen varios. En primer lugar, algunos no disponen de financiación para dedicar todo el tiempo que quisiesen a su investigación. No disponen de contratos de investigación y deben compatibilizar su trabajo con los estudios. Esto sin duda condiciona el resultado. En segundo lugar, fijar los objetivos. A veces se plantean objetivos demasiado ambiciosos, que no son factibles o que son inasumibles, lo que los dispersa, los desanima y pueden poner en peligro que la investigación sea llevada a buen puerto. Y en tercer lugar, lograr que la tesis sea novedosa, que suponga una aportación, que no redunde en lo ya señalado, sino que abra nuevas perspectivas, aporte algo nuevo.
¿En tu caso personal, qué fue lo que más te costó y cómo lo resolviste durante la preparación de la tesis doctoral?
Lo más difícil fue fijar el tema que iba a abordar y, en relación a éste, los objetivos. Una vez trazados, ya tenía las preguntas… a partir de entonces la calidad del resultado dependía de la metodología a adoptar, clave para obtener resultados novedosos.
¿Cómo elegiste el tema de tu tesis doctoral? ¿Fue difícil llegar hasta el tema elegido?
Muy difícil. En principio me planteé un tema relacionado con el franquismo y el mundo rural. El estudio del personal político del Ministerio de Agricultura. Cuando comencé a ver archivos y a leer lo publicado me di cuenta que no era un tema relevante y que, además, era difícil llevarlo a cabo. Terminé ocupándome de la implantación del régimen franquista en el mundo rural entre la guerra civil y la postguerra. Fue la puerta a multitud de temas de interés y que, en este momento, son claves en la historiografía de la guerra y posguerra española y en el estudio del fascismo.
¿Cuáles son los temas que más te atraen para dirigir?
En general estoy interesado en la historia social y cultural de las dictaduras europeas en el mundo de entreguerras (1918-1945). Me interesa lo social y cultural porque habla de los hombres y las mujeres, de la sociedad en general, de sus preocupaciones, de sus problemas, de sus desafíos. Para mí la historia es una forma de comprender el presente, explicarlo y trazar nuevos caminos. Por eso me preocupa la destrucción de la democracia, temas como el hambre, la violencia o la apropiación de la memoria.
¿Qué consejos darías a un doctorando hoy en día?
Que el tema que escoja le guste. Si es así, las garantías de realizar una buena tesis se multiplicarán exponencialmente. Va a pasar con la temática escogida como mínimo tres años y, sin duda, disfrutar con la tesis puede marcar la diferencia. En segundo lugar, que no busque la réplica, confirmar lo que otros ya confirmaron. Tiene que ser creativo o creativa, que busque la innovación, nuevas perspectivas, decir y demostrar algo nuevo. Y finalmente, que le busque una utilidad social a lo que hace: es todo un reto hacer una tesis doctoral y, en ese camino, hay momentos difíciles; comprender que lo que se hace es importante y sirve socialmente puede ser determinante.